Blockchain y la protección de datos

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    Blockchain y la protección de datos

    La palabra blockchain es una de las palabras más importantes del internet de los últimos años. Las razones son obvias: esconde una poderosa e innovadora tecnología que podría revolucionar muchísimos sectores. De hecho, la existencia y explosión del Bitcoin y otras criptomonedas no sería posible sin esta tecnología. Una que, si bien tiene sus orígenes en 1991, con los trabajos de los informáticos Stuart Haber y W. Scott Stornetta, ha sido ahora cuando ha comenzado a utilizarse masivamente. Aunque, como todo en esta vida, también trae problemas.

    Hoy vamos a centrarnos en uno de ellos. La relación del blockchain con la protección de datos. Esa protección de datos que organismos de tanta importancia como el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea se han afanado en legislar mediante el famosísimo Reglamento General de Protección de Datos, más conocido como RGPD. ¿Son compatibles esta revolucionaria tecnología y esta normativa que busca, por encima de todo, proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos? ¿Qué puntos de conflictos existen entre ambas?

    Para responder a estas preguntas adecuadamente, primero hemos de profundizar un poquito en el concepto de blockchain. No haremos una descripción súper informática que resulte imposible de comprender salvo para los expertos en la materia. Será una descripción sencilla, pero nos servirá para entender cómo trabaja la tecnología blockchain. También sus particularidades y, más concretamente, las particularidades que generan roces con las normativas vigentes en materia de protección de datos personales. Vamos allá.

     

    ¿Qué es Blockchain?

    Básicamente, la blockchain es una tecnología que utiliza un sistema de cadena de bloques para crear redes entre ordenadores sin necesidad de servidores centrales. En otras palabras: elimina los intermediarios y, de esa forma, descentraliza todos los procesos. Además, la información contenida en cada bloque solo puede editarse a través de la modificación de todos los bloques posteriores, lo que permite generar históricos de información infalibles. Aunque todas las partes involucradas se mantengan anónimas, el blockchain garantiza así máxima seguridad.

    De hecho, la tecnología blockchain posibilita el almacenamiento de información que jamás podrá perderse ni modificarse. De ahí que uno de sus principales usos sea la de preservar cualquier tipo de información de manera intacta, descentralizada y más económica que cuando está centralizada en un servidor. Además, también ofrece la posibilidad de registrar compras y documentos digitales que jamás podrán ser falsificados. Como podéis ver, se trata de una tecnología que nos facilita enormemente la vida. De ahí la enorme popularidad que está ganando.

    Entonces, ¿cuál es el problema con el Reglamento General de Protección de Datos? ¿No debería ser bueno, dado que descentraliza el almacenamiento de los datos, actualmente en manos de unas cuantas grandes empresas del sector tecnológico en internet? Ya sabemos qué es el blockchain. Es el momento de entender el problema.

     

    ¿Cómo afecta el Blockchain a la protección de datos?

    Como ya hemos visto, la tecnología blockchain, por la relación existente entre los distintos bloques que integran la cadena, impide la eliminación de información. Esto resulta problemático para algunas de los derechos básicos sobre protección de datos estipulados por el RGPD. Por ejemplo, para el derecho de cancelación o el derecho a el olvido. Después de todo, si no se pueden suprimir los datos ubicados en esta tecnología, los usuarios no pueden ejercer esos derechos. Este es, sin duda alguna, el principal obstáculo en la relación blockchain-RGPD.

    Del mismo, y si los datos no pueden eliminarse, las empresas que utilicen esta tecnología para el almacenamiento de datos personales de sus clientes no podrán cumplir con otra de las directrices del RGPD: conversar esos datos solo mientras sean necesarios para los fines previstos. Una vez acabados, deben deshacerse de ellos, pero como hemos visto resulta imposible con el sistema de cadenas de bloques. Igual ocurre con el principio de exactitud, por el cual un usuario puede reclamar variar sus datos si no son precisos.

    Por todo esto, la tecnología blockchain tiene muchos retos por delante. No obstante, no podemos obviar que proporciona un sistema extremadamente seguro como ningún otro sistema de transferencia de información digital. Mientras se extiende, recuerda mantenerte seguro en la red. Nuestro artículo sobre cómo mejorar nuestra protección de datos en internet podría servirte de ayuda.