¿Cuáles son los principales peligros de las redes sociales?

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    ¿Cuáles son los principales peligros de las redes sociales?

    La semana pasada os ofrecimos, en otro de nuestros artículos, cinco consejos para mejorar la seguridad en Facebook. Después de todo, y aunque las percibamos y nos comportemos como si fuesen totalmente seguras, la realidad es que las redes sociales están plagadas de peligros. Todas. Desde la propia Facebook hasta Instagram, pasando por Twitter, Whatsapp o Snapchat. Por eso es tan importante que tomemos conciencia individual, pero también colectiva, de la necesidad de realizar una utilización responsable de todas ellas. Por nuestro bien.

    Los peligros de las redes sociales son muchos. Desde un punto de vista psicológico, y como vienen advirtiendo muchos profesionales de la salud, un uso desmedido y abusivo de las mismas pueden generar trastornos insanos. Pero en este post no hablaremos de esa clase de peligros que, no obstante, es fundamental conocer para no caer presos de la adicción al mundo digital. En este post hablaremos de peligros relacionados con nuestra seguridad digital. Peligros que pueden ponernos en muchos aprietos. ¿Estás preparado para conocer la verdad?

     

    Tus fotografías

    La cultura del internet 3.0, en el cual las redes sociales juegan un papel definitorio imprescindible, nos transmite que compartir fotografías personales en la red es algo totalmente normal. No obstante, recuerda que hay muchos programas con los cuales terceras personas pueden descargarse tus fotografías. Y, en algunos casos, hacer un uso indebido de ellas. Pueden acabar en cualquier otro lugar de internet. Pueden ser reutilizadas. O pueden ser editadas. Es uno de esos riesgos de las redes sociales: pones tu privacidad en peligro. Esencial no compartir fotos demasiado íntimas.

     

    Suplantación de identidad

    Este segundo riesgo está estrechamente ligado al primero. Ya no hablamos de un uso cómico de tus fotografías. Hablamos de ciberdelincuentes que descargan tus fotografías, adquieren tu información personal identificativa y se hacen pasar por ti. ¿Con qué fines? Con todos los que puedas imaginarte. De hecho, y tristemente, en muchas ocasiones los pederastas suplantan identidades de otros niños que encuentran en las redes para acercarse a sus víctimas. Mostrar menos datos públicos es buena manera de mejorar la seguridad en Facebook y en otras.

     

    Ingeniería social

    La raíz del problema es la misma que en la suplantación de identidad: demasiada información personal. De hecho la solución también pasa por limitar la información pública que mostramos, por poner perfiles en privado y por no aceptar a contactos desconocidos. En este caso, los ciberdelincuentes rastrean tu información con un objetivo más económico: deducir en base a toda esa información una posible contraseña a través de la cual acceder a tus cuentas digitales. Es uno de los mayores peligros en las redes sociales.

     

    Rechazo laboral

    Este peligro no está íntimamente ligado con la seguridad, pero resulta importante incluirlo, ya que una inmensa mayoría de la gente no está concienciada acerca de ella. Nos parezca más ético o no, más pertinente o no, es una realidad que muchos técnicos de recursos humanos bucean en nuestras redes sociales para investigar acerca de los candidatos. Un consejo contra este riesgo en las redes: en la medida de lo posible, poned vuestras cuentas en modo privado. De esa manera no podrán ver más que la fotografía de perfil y poca más información.

     

    Malware

    Puede parecernos sorprendente, pero no todos los peligros del uso de las redes sociales son responsabilidad de los usuarios. Gigantes tecnológicos como Facebook o Twitter, en los que presumimos deben encontrarse los mejores informáticos del mundo en materia de seguridad, han sufrido infecciones malware en los últimos años. Los enlaces a supuestos vídeos, supuestos análisis de visitantes al perfil propio o supuestas noticias que al final resultan ser enlaces infecciosos proliferan con relativa facilidad y libertad. Así que mucho ojo con dónde clicáis.